Consejos para alquilar un piso

En este artículo te ofrecemos información sobre los pisos de alquiler en Málaga, una ciudad con mucho encanto y atractivos turísticos. Te contamos las ventajas de alquilar un piso en Málaga, los requisitos que debes cumplir, los precios medios según la zona y el tamaño, y algunos consejos para encontrar el piso ideal para ti.

¿Por qué alquilar un piso en Málaga?

Si estás pensando en mudarte a Málaga, te interesará saber algunas de las ventajas que ofrece esta ciudad y cómo puedes encontrar el piso o la casa ideal para alquilar. Málaga tiene mucho que ofrecer, tanto en la capital como en la provincia, y para descubrirlo te recomendamos alquilar un coche en Málaga. En Malagacar.com te facilitamos tu propio medio de transporte, para que puedas explorar todas las opciones de alquiler de pisos en Málaga al mejor precio.

Algunas de las ventajas de vivir en Málaga provincia son:

  • Su variedad de paisajes y entornos naturales, desde la costa hasta la montaña, pasando por pueblos con encanto y parques naturales.
  • Su oferta cultural y de ocio, con eventos como el Festival de Cine, la Feria de Málaga, el Carnaval o la Semana Santa.
  • Su gastronomía diversa y saludable, con productos de la tierra y del mar, como el aceite de oliva, el vino, las frutas tropicales o el pescado fresco.
  • Su ambiente acogedor y alegre, con gente abierta y simpática que te hará sentir como en casa.
  • Su calidad de vida y su ventajas económicas, con un coste de vida más bajo que en otras ciudades y una buena red de servicios públicos.

¿Cómo alquilar un piso en Málaga?

Ante la extraordinaria demanda existente, decidirse a vivir en un piso de alquiler parece una aventura. Pero..¿cómo podemos planificar nuestra búsqueda para encontrar el piso de nuestros sueños? y, sobre todo, ¿en qué debes fijarte?

Durante la busqueda hay cinco consejos imprescindibles para buscar nuestro piso de alquiler de manera sistemática:

1. El primer punto es buscar por internet una vivienda que se ajuste a lo que necesitas, ya que es bastante probable de que encuentres justo lo que buscas en alguno de los numerosos portales inmobiliarios.

2. Elige una zona. Muchas veces, el pasearse por una determinada zona que sea de tu agrado puede ser determinante para encontrar piso. Pregunta en tiendas, en las porterías de los pisos y mira por si encuentras carteles en las ventanas. Muchos propietarios prefieren no verse desbordados por las llamadas y eligen esa manera, más tranquila, para alquilar su vivienda.

3. La manera más informal, a veces, es la que funciona: El comunicar al máximo número de personas posibles que andas detrás de una vivienda de alquiler puede ayudarte a extender tu búsqueda aún más por zonas, por ejemplo, que no tengas tiempo de cubrir. Amigos, conocidos, compañeros de trabajo o de estudios pueden ponerte sobre la pista de caseros o bien de pisos que estén a punto de quedarse libres.

4. Si estudias en la universidad: En la mayoría de las universidades españolas tienes un tablón de anuncios en los que se ofrecen viviendas para alquilar e incluso habitaciones compartidas. Además, en Internet, puedes encontrar servicios de atención al estudiante de dichas universidades, que te podran facilitar información sobre pisos e, incluso, asesorarte de cómo y con quién debes hablar para enterarte de tus derechos y deberes.

5. Acude a los programas de ayuda a los jóvenes: Los gobiernos autonómicos y locales tienen bolsas de alquileres para los jóvenes, debido al problema que supone para miles de estudiantes o trabajadores el encontrar alojamiento al desplazarse de su lugar de origen. Se encuentran prácticamente en todas las ciudades universitarias de tamaño medio y grande, inscritos dentro de Servicios o Institutos de la Juventud. Las de Zaragoza -promovida por su Ayuntamiento-, Madrid -de la Comunidad- o la de Barcelona -puesta en marcha por la Generalitat- son algunos buenos ejemplos de este tipo de servicios.

Cosas importantes a tener en cuenta

1. ¿Quién es nuestro casero? Lo ideal, pero que casi nadie hace, sería intentar informarnos de quién es exactamente la persona que nos alquila el piso. Para ello, se debería acudir al Registro de la Propiedad, donde obtendremos toda la información al respecto. Cuidado: Muchas veces se trata de situaciones de subarrendamiento, por lo que habrá que comprobar cuidadosamente en qué condiciones vamos a suscribir el contrato o, incluso, que el intermediario tenga la autorización del casero para alquilar el mismo.

2. Supervisa al máximo: Cada vez que te enseñen un piso no debes ser tímido y hacer una inspección visual lo más completa posible. Comprueba el estado general de la vivienda, el agua caliente, las instalaciones de luz, de gas e incluso que los electrodomésticos funcionan correctamente, si los hubiera.

3. Gastos: ¿Quién paga la luz y el agua, por ejemplo? Aunque parece una obviedad, en muchos casos según el tipo de contrato firmado por el casero, ellos se harán cargo del agua y de la comunidad, por ejemplo, al llevar más pisos y sencillamente te pedirán una cantidad extra al mes. Puede, sin embargo, que seas tú el que se inscriba en dichos gastos y, por lo tanto, ocuparte personalmente. Conviene dejar claro estos términos para no llevarse sorpresas desagradables después.

4. Inventario: En las casas amuebladas es conveniente hacer un inventario de todos los objetos y muebles que contengan y firmar dicho inventario tanto por tu parte como por la parte del casero. Recuerda que todos los desperfectos que cometas o, incluso, si falta algo inventariado, el casero te va a cobrar el mismo una vez abandones el piso.

5. ¿Aval, nomina, fianza...? El casero obviamente no quiere verse desprotegido ante un posible abuso que cometas. Para ello se eligen varias formas de "protección", de entre las cuales la más usual suele ser el dejar una fianza cuya cuantía suele ser un mes de alquiler. De esta manera, si al momento de abandonar el piso se produce algún desperfecto, el dueño sencillamente se quedará con dicha fianza para repararlo. También, en previsión de una posible insolvencia del inquilino, se suele pedir una fotocopia de la nómina o un aval bancario por un importe determinado. Este importe suele ser el de varias mensualidades, para así el casero poder protegerse ante un abandono inesperado de la vivienda por tu parte.



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